Los ácidos grasos Omega-3 son un tipo de grasas que intervienen en el correcto funcionamiento de distintos procesos fisiológicos y se consideran esenciales, puesto que nuestro organismo no siempre está en las condiciones óptimas para sintetizarlos. Por este motivo deben ser aportados a través de la dieta o de suplementos alimenticios.
Un bajo índice de Omega-3 en el organismo se asocia a un incremento del riesgo a padecer un episodio cardiovascular o cerebrovascular.
Por otro lado, se ha demostrado que existe una asociación entre el aumento del consumo de estos ácidos grasos y una menor predisposición a enfermedades como la depresión o el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Su consumo es también fundamental durante el embarazo y la lactancia, para el correcto desarrollo neuronal del bebé.
¿En qué consiste la prueba?
Mediante un sencillo análisis de sangre se determina el índice de Omega-3, que es un excelente indicador para la prevención de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
¿Para quién está indicada?
El Índice Omega-3 está indicado en todas aquellas personas que deseen gestionar proactivamente, de manera especial en las siguientes situaciones:
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Pacientes con enfermedades cardiovasculares
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Pacientes con enfermedades crónicas, incluyendo asma, alteraciones metabólicas, de la inmunidad o inflamatorias
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Pacientes con bajo estado de ánimo o depresión
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Niños con sospecha de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
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Durante el embarazo, con el fin de asegurar el correcto aporte nutricional al feto.